El invento fue simple pero lo cambió todo: se unificaron todas las passwords, todos los perfiles, desapareció el anonimato, mientras las últimas quejas de la necesidad de una Internet libre de la identificación obligatoria desaparecía entre felices compras integradas, todas las redes activaron el modo exclusivamente público y Facebook, Twitter y miles de satélites sociales perdieron su significado diferenciador. Con esa extinción, desaparecieron también los trolls quienes volvieron a su acostumbrada oscuridad, aunque muchos no llegaron a admitir que lo habían sido.
(Interpretación libre de un párrafo de The Circle)
Tal vez el mayor problema de la post-verdad es que traiga el post-anonimato. Y que éste llegue sin que notemos su pérdida.
Feliz 2017. A cuidarlo que nos tiene que durar un año 🙂