Termino un mes excepcional en lo que a marca personal se refiere, mas por la concentración de talleres, charlas y formaciones que dí de marca personal que por la gestión de la mía propia. Una de las confusiones que espero haber desterrado es la de vincular sobremanera los conceptos de marca e imagen personal. Mi bigote fue uno de sus pivotes.
Sin valores no hay marca. Sin valores no hay profesional que pueda desarrollar su marca.
— Mando Liussi Depaoli (@mandomando) octubre 29, 2012
Lo de pivotar en mi bigote es mas que simple. Durante 15 años mi barba en triangulo fue la parte mas reconocible de mi cara, aún en el período de la isla de Supervivientes. Pero me la afeité y me dejé el mostacho. Los valores son los que definen nuestra identidad.
Pues de la misma manera que una pulsera sirve para promocionar la conciencia sobre el cáncer de mama, la epilepsia, la esclerosis múltiple, la pobreza, o alguna otra causa, el bigote es la forma de promover la salud del hombre y llevar a estos a realizarse un exámen de próstata. El bigote resulta muy evidente en aquellos que no suelen llevarlo. «¿Por qué te has dejado el bigote? ¡Te queda horrible!» fue la mayor de las veces la frase con que recibieron el cambio.
#Movember: Lo que empezó como un movimiento popular e internacional para promover el conocimiento y la investigación del cáncer de próstata y testicular, fue en mi caso una doble apuesta: concienciar sobre la necesidad de hablar de ello (todavía hay algún imbécil que rehúsa hacerse el examen por evitar el tacto rectal, ya en desuso) y a la vez, provocar un debate entre atributos de la marca personal, separando identidad e imagen. Renuncié en este primer año a hacer campaña de recaudación.

Como ha dicho Ari Herzog » … es común en periódicos y redes sociales, centrarse en el cáncer de mama. Pero un hombre muere cada 18 minutos por cáncer de próstata. Si dejarme crecer los bigotes durante los 30 días de noviembre ayuda a la toma de conciencia de ese hecho, estoy orgulloso de ser parte de algo más grande que yo. La cosa es que, como ya he dicho a la gente en las últimas semanas, los hombres tienden a sentir vergüenza por los cambios en sus cuerpos y por diferentes razones no hablan de ello ni buscan ayuda. Luego se deprimen, desarrollan el cáncer y mueren.»
Muchos me ridiculizaron, porque -francamente- el bigote me queda mal. Muchos se sorprendieron que en un mes donde tuve 11 sesiones trabajando Marca Personal, cambiara mi imagen, recordándome lo que me decían 12 años atrás cuando me quité una barba isleña de 2 meses que supuestamente me volvería anónimo en la TV. Podría decir que me dan pena, pero en realidad, ni siquiera. No cuentan.
Sí cuentan los amigos que tomaron consciencia, que ya han pedido cita para hacerse el examen, las Mo Sistas que se sumaron, jugando con sus bigotes postizos (gracias especiales a Laura y a Uge). Quienes colaboraron. Quienes entendieron que si hablamos abiertamente sobre el cáncer de mama debemos hacerlo igualmente sobre el cáncer testicular.
El año que viene, viendo las interacciones, voy a por el primer lugar recaudando donaciones. Nos lo merecemos.
De momento, toca dejar volver a mi perilla.