La palabra escrita es el primer elemento, y el más antiguo, de comunicación oficial y formal.
Hoy día es imposible pensar en la inexistencia de palabras escritas, ya en soporte papel, en la TV, en la web o en el móvil. Esta carga cultural puede ser reutilizada como palanca corporativa para alcanzar logros antes desestimados.
Manda huevos
Imaginemos una escena imposible: viene bajando del monte un señor barbudo caminando lentamente hasta llegar a reencontrarse con su gente. Lleva en sus manos un mensaje sagrado.
Ante la pregunta de los suyos acerca de los mandamientos que trae de la montaña, él, muestra sus manos abiertas y en lugar de tablas vemos en ellas dos huevos. Allí entonces explica “Él, nos manda huevos”.
Como tan pocos huevos no alcanzan para hacer una tortilla y su gente tiene hambre, el mensaje no es captado inmediatamente. Al faltar también la gallina, la gente comienza a pensar en la duración de esos huevos.
Se dividen las facciones. Sobreviene el desconcierto. Y los huevos, claro, por el suelo.
Dudo que sirviera de mucho un mensaje como ese. Parece evidente y sin embargo, muchas corporaciones usan mensajes igualmente confusos e inútiles.
Los elementos (visuales, tangibles o auditivos) que son transformados en íconos del mensaje deben ser desarrollados de tal manera que de su impacto derive el mensaje en forma clara y más sintética que las palabras.
Es por esto que las palabras son el primer medio formal de comunicación oficial. Conforman un sistema de comunicación que todos comprendemos, dentro de un marco social y temporal.
De esta manera, podemos decir que todo mensaje que emitamos tiene un claro destino, preciso y temporal. La palabra escrita posibilita la comunicación de una manera clara e indiscutible. Entre todas las herramientas que hoy día dispone la empresa para comunicar, sostenemos (ahí va nuestra tesis) que los «cuerpos corporativos» (house organ, website, revista corporativa,blog corporativo) son un caso especial, de primer orden.
Como fundamentos damos como dos soportes esenciales los surgidos de nuestra experiencia directa: la presencia y la temporalidad. Por presencia queremos decir que es tangible, tocable, que llega a los sentidos. Temporalidad es el resumen para nosotros de tres aspectos: es periódica, es finita en el tiempo (es decir, caduca su vigencia), y contiene información actualizada durante su vigencia.
Por ello se transforma en un elemento portable que puede ser esperado y por tanto puede ser causa de espera. Tal vez, con ansia.
Estas características diferencian a los cuerpos corporativos de otras herramientas y otros medios, de hecho logra aunarlos y complementarlos.
Un ejemplo de complemento es la relación que lleva esta con, por ejemplo, la intranet corporativa.
Esta última, al ser continua, al estar en directo y al ser recíproca, nos posibilita formar un sistema de alimentación continua con el «corpus», plasmando y resumiendo el día a día de la intranet, de sus noticias, de sus foros, de los nuevos proyectos y estudios, dándole forma pública y visible en este órgano de identidad, que a su vez volverán a la intranet como alimento de nuevos foros, estudios de opinión y almacenamiento de información continua.
Es más, podemos hablar de estas dos herramientas como una dupla sobre la cual basar la comunicación interna, con sus respectivas temporalidades y presencias.
Solo queda ver la práctica: continuará….