Las nuevas necesidades corporativas, la comprensión de la importancia de la comunicación interna y la experiencia comprobada de los beneficios obtenidos por el uso de Intranets, nos lleva a efectuar un análisis de ésta, como recurso y como herramienta.
Intranet, universo interior
Vaya. Terminábamos el primer artículo (CM-abril-04: Hacia el portal va…) con una bandera hecha pregunta.
Decíamos que -a la vista del planteo de mejora de los procesos productivos- la pregunta del porqué, ésta surge primera e invariable. ¿Por qué es necesaria una Intranet? ¿Lo es, realmente? Debemos basarnos en la existencia justificativa de dos entidades (la identidad corporativa por un lado y la navegación de la red como hecho cotidiano, corporativo y social) para poder allanar el camino hacia la respuesta. Ambas se hallan unidas por diversos vínculos formales, informales, estructurales y no estructurales, conformando parte de la comunicación corporativa propia de cada empresa.
La identidad de la empresa, en primer término, antecedente de la imagen corporativa, es aquella cultura propia de la empresa, el todo vivo y vinculante que compone la comunicación como forma y como método, su comportamiento, sus creencias y su historia. Es sobre esta identidad donde se desarrollará la relación con los públicos, tanto internos como externos, dando cuerpo a la imagen corporativa.
De esta manera, lo que ocurra, como ocurra, lo que se transmita, se aprenda, se guarde, lo que se resguarde, el que, el como y el porqué alimenta y acrecienta el patrimonio de nuestra identidad corporativa. Su importancia funcional radica no solo en las funciones de capitalización de imagen de la compañía sino más aun de cada uno de sus integrantes, de las personas
que la componen.
Complementariamente, la navegación en la red. Ésta, ya sea que la encontremos restringida o completamente liberada a nivel corporativo según sea la política de uso es universal, global y como decíamos previamente, cotidiana. La navegación, o más Intranet, propiamente, la permanencia de nuestra presencia en el espacio electrónico es tan visible como una
taza de café humeante sobre el escritorio. Recibimos cientos de emails, nos comunicamos con cientos de portales en búsqueda de cientos de productos, los Messengers pelean por nuestra atención y esto recién comienza.
Sin embargo, solemos obviar la gran posibilidad de divulgación e información que nos otorgan los medios electrónicos a nivel corporativo, por no citar el protagonismo social y académico. Pongamos un ejemplo: un trabajador de cualquier edad, sexo y condición, que desplace a su centro de trabajo mediante cualquier tipo de movilización, en cualquier ciudad europea se encuentra expuesto a una media de 2.000 anuncios diarios, elevándose esta cifra hasta el doble si sumamos los mensajes comerciales no publicitarios. Seguiría elevándose esta cifra si sumamos los impactos de mensajes no comerciales. Es una gran cantidad. Pues bien, al final del día solo recordaremos dos o tres de ellos.
Consumiremos y ajustaremos nuestras pautas de comportamiento según nos afecten estos mensajes. Mensajes que hemos recibido en un tiempo asombrosamente pequeño si lo comparamos con el que probablemente le dediquemos a estar en una estación de trabajo. De hecho ¿Cuántos mensajes recibe en su estación? ¿Cuántos son de la compañía?
El concepto de Intranet no está alejado del concepto de Comunicación Interna. Mas aún, son estos conceptos que a la actual luz de la comunicación y la tecnología, están intrínsecamente vinculados.
Identidad ubicua, personalidad virtual
Las ventajas de un Intranet corporativo son numerosas. Proporciona los medios para los empleados de recibir la información inmediata, exacta sobre la compañía y de comunicarse entre sí mismos; y para la compañía una forma de encauzar la relación interna. Sin embargo, es algo más que esto. Conceptualmente, es mucho más que esto. Fijemos el foco en el ejemplo de la televisión. Sí, de la televisión.
¿Es acaso la televisión un enlace de comunicación? Eso es, por lo menos, una definición pobre. ¿Acaso un ambiente vívido de relación entre diversos públicos con el fin de difundir información, cultura y entretenimiento? Pues estamos en la misma brecha, pues todo medio de comunicación muta de sentido continuamente, ampliando su horizonte conceptual a medida que interactuamos con él. Lo convertimos en un ser vivo. La televisión tiene sus propias mareas, sus sentimientos sobre ella misma, sus propias ambiciones.
Volvamos sobre nuestra Intranet. Volvemos a encontrarnos un símil. Ésta será para la corporación su alter-ego, su otro yo, su personalidad tangible en su forma más vívida.