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El pollo cruzó la carretera

El escenario: una carretera cualquiera, entre dos ciudades cualesquiera.

Nuestro héroe, un Pollo. Un pollo común, de mediana edad, caucásico, sin antecedentes. La situación: el Pollo cruzó la carretera.

Sobre esta peculiar e importante cuestión se han pronunciado prominentes personajes de la historia, que van desde Aristóteles y Platón hasta Julio Iglesias, sin ir más lejos.

Quedarán en nosotros frases memorables como las siguientes:

  • El Pollo cruzó porque buscaba el bien | Platón
  • Era una inevitabilidad histórica | Karl Marx
  • Y Dios bajó de los cielos y le dijo al pollo: “Cruza la carretera”. Y el pollo cruzó la carretera y todos se regocijaron | Moisés
  • El pollo no cruzó la carretera. Repito, el POLLO no cruzó la carretera | Bill Clinton
  • ¿A quien le importa el porqué? El fin de cruzar la carretera justifica cualquier motivo | Maquiavelo
  • El pollo va bien!!! Repito, el pollo va bien!!!  | José María Aznar
  • El pollo no va a cambiar. Repito, el pollo no va a cambiar  | José Luís Rodríguez Zapatero

(Si vas a tomar esta lista en serio, descárgala completa)

Nadie ha sabido de pollos que tengan un gabinete de comunicación, pero de improvisto, aparecen los rumores, la comunicación no orgánica y el deterioro de imagen del Pollo.

De hecho, hasta para aparecer en esta nota, tuvimos acceso a una sola foto, y para colmo de males, de un pato. Veo veo. ¿Que ves?

Pues bien, esta es muchas veces la realidad de centenares de empresas, que de pronto se hallan en el ojo del huracán en medios masivos, o son sorprendidas por movidas de mercados, o pierden nichos y cuotas de participación por falta de información, o dejan de acceder a importantes cónclaves por falta de definición en su imagen.

La velocidad con que transferimos información se incrementa constantemente. Aquella novedad que tomaba semanas en divulgarse, hoy se conoce a las pocas horas de intercambiar emails, sms, hilos en foros y notas en una web.

La conciencia empresaria ya ha adoptado el cuidado de su imagen como parte del capital corporativo desde hace algunas décadas, pero la faena no termina ahí.

En el proceso de centralizar una comunicación homogénea, se destinaron grandes esfuerzos a tratar departamentos como los de comunicación, prensa, marketing, publicidad, relaciones públicas, relaciones institucionales y operaciones como si de espacios cerrados se tratara, dejando un importante espacio vacío.

A la sombra de la corriente principal de la Comunicación (la oficial, la deseada) ha crecido siempre una contracorriente, que recién hoy vemos medible y claramente. La comunicación informal es social y dinámica, pero la nula intervención de la empresa en esta, la dejadez y pasividad corporativa lo único que hará es dejar que aquella se tranforme en un rumor de innecesarias consecuencias.

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