Si se derrumba Twitter – la maquina de bulos de Elon Musk por- la salida en masa, está por verse. A la desinformación, se le combate y se le combatió. La creación de bulos, interesadamente, no es algo nuevo.
Durante la Revolución Francesa (1789), se propagó el bulo de que la Bastilla era una prisión que simbolizaba la opresión extrema del pueblo. Sin embargo, al momento de su toma, solo quedaban siete prisioneros en condiciones muy distintas al mito popular. Relato que sirvió para movilizar a la opinión pública y consolidar el inicio de la revolución, ¿el fin que justifica los medios?
En la Guerra de Independencia de Estados Unidos (1775-1783), Benjamin Franklin difundió historias falsas sobre supuestas atrocidades de nativos americanos aliados de los británicos, creando rechazo hacia ellos y fortaleciendo la causa independentista.
El Libro de los Sabios de Sion es otro ejemplo de desinformación estratégica. Este documento fue fabricado por la policía zarista (rusa) en el siglo XIX como una descubierta conspiración destinada a desacreditar y perseguir a los judíos. Décadas después, los nazis lo utilizaron como propaganda para justificar el antisemitismo y sus políticas genocidas, a pesar de que se sabía desde principios del siglo XX que era un fraude (¿os suena el parecido?)
Durante la Guerra de Crimea (1853-1856), el gobierno británico controló la narrativa del conflicto, hasta que periodistas revelaron la precariedad de las tropas. En la Rebelión de la India (1857), se difundieron falsedades sobre atrocidades cometidas contra mujeres europeas para justificar la represión (cualquier parecido con la realidad, está justificado)
Finalmente, en la Guerra Hispano-Estadounidense (1898), la prensa estadounidense fabricó historias de atrocidades españolas en Cuba, utilizando la desinformación como palanca para justificar la intervención militar.
La información anterior la he tomado de National Geographic Historia y de la WHE https://www.worldhistory.org/trans/es/1-20766/toma-de-la-bastilla/
La historia demuestra que los bulos no son un fenómeno MODERNO. Siempre han usado la tecnología más moderna para expandir el rumor. Hoy, las fake news han evolucionado, pero su impacto sigue siendo el mismo: influir en la percepción y las decisiones de las masas. Desde la ley, no toca prohibir el periodismo, el telègrafo o Twitter sino al emisor y origen responsable. Y será una batalla sucia.
Puedes ser marioneta de creer los bulos o marioneta de difundir los bulos. O titiritero si tienes el poder de ser dueño de la maquinaria de bulos.
Yo prefiero ser el niño qué grita «el rey está desnudo»